La mejor protección contra el sarampión es la vacunación
El sarampión es una de las enfermedades respiratorias más contagiosas del mundo y tiene el potencial de poner en peligro la vida. Es causada por un virus y todavía es común en muchos países.
Se ha demostrado que las vacunas aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para la prevención del sarampión son inocuas y eficaces. La mayoría de las personas que reciben las dos dosis recomendadas de una vacuna para prevenir el sarampión tendrán protección de por vida y nunca se enfermarán de sarampión, incluso si están expuestas al virus.
Aun así, se siguen produciéndose brotes en los Estados Unidos. Una de las razones principales es el aumento de la incidencia del sarampión a nivel mundial, lo que da como resultado que personas no vacunadas en el extranjero queden expuestas al virus y lo traigan a los Estados Unidos. Otra se debe a la propagación del sarampión en las comunidades que incluyen personas no vacunadas.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), antes de que comenzara el programa de vacunación contra el sarampión en los Estados Unidos en 1963, entre 3 y 4 millones de personas en todo el país contraían sarampión cada año. De ellas, entre 400 y 500 personas fallecían anualmente, 48,000 eran hospitalizadas y 1,000 desarrollaban encefalitis (inflamación del cerebro) debido al sarampión. En los Estados Unidos, el uso generalizado de la vacuna ha llevado a una reducción del 99 % en los casos de sarampión en comparación con antes de que comenzara el programa de vacunación.
Las personas que no pueden vacunarse porque son demasiado jóvenes o padecen ciertas afecciones de salud corren mayor riesgo de contraer sarampión. Después de que una persona infectada abandona un lugar, el virus puede permanecer en el aire y en las superficies hasta dos horas e infectar a otras personas. El sarampión se propaga tan fácilmente que si una persona lo tiene, el 90 % de las personas cercanas a esa persona que no están vacunadas o no son inmunes también se infectarán.
El sarampión, junto con las paperas y la rubéola (sarampión alemán), se pueden prevenir con la vacuna viva contra el virus del sarampión, las paperas y la rubéola (comúnmente denominada MMR en los Estados Unidos y vacuna triple vírica o SPR en otros países de habla hispana). La FDA ha aprobado dos vacunas, M-M-R II y Priorix, para su uso en personas de 12 meses en adelante. Los niños de 12 meses a 12 años también pueden recibir la vacuna viva contra el virus del sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela (ProQuad, también llamada MMRV, por sus siglas en inglés). Esta vacuna aprobada por la FDA también previene la varicela. Todas estas vacunas son inocuas y muy eficaces.
Los CDC recomiendan que los niños reciban dos dosis de la vacuna MMR, comenzando con la primera dosis entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda dosis entre los 4 y 6 años de edad. Alternativamente, para aquellas personas que reciben la vacuna ProQuad en lugar de la vacuna MMR, los CDC recomiendan que los niños reciban una dosis de la vacuna ProQuad entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda dosis entre los 4 y 6 años. Un proveedor de atención médica puede ayudarlo a decidir si debe recibir la vacuna MMR o ProQuad.
Las vacunas que previenen el sarampión son inocuas y eficaces
La FDA desempeña un papel vital para garantizar la inocuidad y eficacia de todas las vacunas aprobadas para su uso en los Estados Unidos, incluidas las que previenen el sarampión.
Las vacunas aprobadas por la FDA para prevenir el sarampión son inocuas y eficaces. Antes de la aprobación de cada vacuna, los científicos y médicos de la FDA evaluaron los datos de estudios en animales y de estudios clínicos en humanos. Como muchos productos médicos, las vacunas que previenen el sarampión tienen efectos secundarios potenciales conocidos. Sin embargo, generalmente son leves y de corta duración, como el sarpullido y la fiebre.
La FDA presta especial atención al evaluar la calidad de las materias primas y otros ingredientes utilizados para fabricar vacunas, el proceso de producción y los métodos y procedimientos para evaluar su inocuidad y eficacia.
La conclusión es que existen vacunas inocuas y eficaces que brindan una protección duradera contra el sarampión. Estas vacunas contienen versiones vivas pero debilitadas del virus del sarampión, lo que hace que su sistema inmunitario produzca anticuerpos contra el virus sin que usted contraiga la enfermedad. Si usted estuviera expuesto al virus del sarampión, esos anticuerpos lo protegerán contra la enfermedad.
A algunas personas les preocupa que el autismo pueda estar relacionado con la vacuna MMR u otras vacunas para niños. Esto ha sido refutado. Varias organizaciones, además de los CDC, incluida la Organización Mundial de la Salud, el Instituto de Medicina (ahora conocido como Academia Nacional de Medicina) y la Academia Americana de Pediatría, han realizado múltiples estudios. Ninguno de esos estudios logró mostrar una relación causal entre las vacunas y el autismo. De hecho, uno de los estudios más grandes hasta la fecha, publicado en marzo de 2019, proporcionó más evidencia de la inocuidad de la vacuna MMR y concluyó que la vacuna no aumenta el riesgo de autismo ni desencadena el autismo en niños susceptibles.
¿Quién debe vacunarse para prevenir el sarampión?
El sarampión es causado por el virus de la rubéola. Se propaga por el aire cuando una persona infectada tose o estornuda. El sarampión comienza con fiebre, tos, moqueo, ojos rojos y dolor de garganta. Poco después, aparece una erupción de pequeñas manchas rojas. Comienza en la cabeza y se propaga al resto del cuerpo. Si tiene esos síntomas, consulte a su proveedor de atención médica para una evaluación.
El sarampión no es una inofensiva enfermedad infantil. Es peligroso y puede poner en peligro la vida. Las complicaciones incluyen infección de oído, diarrea, daño cerebral, neumonía y muerte. Según los CDC, de niños con sarampión:
- 1 de cada 20 contraerá neumonía.
- 1 de cada 1,000 desarrollará inflamación cerebral.
- De 1 a 3 de cada 1,000 morirán.
Los adolescentes y adultos también deben estar al día con sus vacunas para prevenir el sarampión, recomiendan los CDC.
Si no está vacunado, es muy fácil infectarse de sarampión. Las personas que contraen sarampión contagian durante unos ocho días: cuatro días antes de mostrar signos del virus, como un sarpullido, y cuatro días después de desarrollar los síntomas. Por lo tanto, alguien con sarampión podría estar infectando a otros sin saber que está enfermo, y puede ser contagioso mucho antes de recibir un diagnóstico de sarampión.
El sarampión suele afectar a los niños, pero puede infectar a todos los grupos de edad. Los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 20 años tienen más probabilidades de sufrir complicaciones del sarampión.
Las vacunas para prevenir el sarampión no solo protegen a los niños sino también a otras personas que no pueden vacunarse, entre ellas:
- Bebés pequeños.
- Personas con sistemas inmunitarios debilitados debido a una enfermedad, como los pacientes con cáncer que reciben quimioterapia.
El sarampión es una enfermedad prevenible
No existe un tratamiento específico contra el sarampión. Los proveedores de atención médica pueden ayudar a los pacientes con sarampión aliviando sus síntomas y abordando las complicaciones, como las infecciones bacterianas.
La medida más eficaz contra el sarampión es la prevención mediante la vacunación. Para obtener información sobre cómo la vacuna MMR, MMRV y otras vacunas para niños pueden proteger a sus hijos, visite el sitio web de la FDA y hable con su proveedor de atención médica.